domingo, 17 de mayo de 2009

Otra historia de Internet

Si hace quince años me hubieran dicho que me iba a enamorar de un ser digital, a más de mil kilimetros de distancia de mi México natal, no lo hubiera creído. Cuando leí Odisea 2001, hace más o menos veinte años, me parecó fantástico y una obra de ciencia ficción fenomenal, me cautivó aquello de que:

















“...Tenía mucho en qué ocupar su tiempo, aun cuando no hiciese más que sentarse y leer. Cuando se aburriese de los informes, memorándums y minutas oficiales, conmutaría la clavija de su bloque de noticias, poniéndola en el circuito de información de la nave y pasaría revista a las últimas noticias de la Tierra. Uno a uno conjugaría a los principales periódicos de la Tierra. Uno a uno conjugaría a los principales periódicos electrónicos del mundo; conocía de memoria las claves de los más importantes, y no tenía necesidad de consultar la lista que estaba al reverso de su bloque. Conectado a la unidad memorizadora de reducción, tendría la primera página, ojearía rápidamente los encabezados y anotaría los artículos que le interesaban. Cada uno de ellos tenía su referencia de teclado, al pulsar el cual, el rectángulo del tamaño de un sello de correos se ampliaría hasta llenar por completo la pantalla, permitiéndole así leer con toda comodidad. Una vez acabado, volvería a la página completa, seleccionado un tema para su detallado examen.




Floyd se preguntaba a veces si el bloque de noticias, y la fantástica tecnología que tras él había, sería la última palabra en la búsqueda del hombre de perfectas comunicaciones. Aquí se encontraba él, muy lejos en el espacio..., y sin embargo en unos pocos milisegundos podía ver los titulares de cualquier periódico que deseara.... El texto era puesto al momento automáticamente cada hora; hasta si se leía sólo las versiones inglesas, se podía consumir toda una vida no haciendo otra cosa sino absorber el flujo constantemente cambiante de información de los Satélites-Noticiarios...




Cuanto más maravillosos eran los medios de comunicación, tanto más vulgares, chabacanos o deprimentes parecían ser sus contenidos... "(Artur C. Clark, 2001: Una odisea del espacio)




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Hace poco descubrí un texto de Rodolfo J. Walsh
















“...Mi nombre será pronunciado por von reverencia en el mundo entero. Me incorporaré al número de los grandes forjadores de la historia del arta. ¡Shhh! -añadió llevándose el dedo a la boca y asomándose a la puerta con ridículas precauciones-. No lo diga a nadie. ¡He fundado una nueva escuela! Usted es el primero en saberlo. ¡Ja, ja, ja! ¡Qué broma colosal! ¡Quiero ver la cara de los críticos cuando lean mis primeros cuadros!




-¿Cuando lean sus primeros cuadros? -preguntó Daniel, intrigado- ¿Una nueva escuela?















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<!--[if !supportFootnotes]-->Arthur C. Clarke, 2001 Odisea espacial, pg. 55,56




Rodolfo Walsh, Obra literaria completa, pg. 85,86

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